HUGO MAYO
(1897-1988)
LA VIDA ES UN TRASPIE
Si digo "treinta y tres" -orden del médico-
me golpea mi propio yo adentro
Y hasta me voy hundiendo
y el tapeteado corazón se bate a solas
No sé si pido lo imposible
Que aunque me resulta un quitasueño
la vida es un traspié buscado
Y a mi manera cruzar la mar intento
Pero hay agua maligna en sus mareas
Y a qué esa señal que no descifro
si en la espelunca donde me encierro
escribo mi vida en un poema.
LA RECETA FATAL
Sardesco un perengano
se marchó sin lograr la paciencia
percelando su barba
pero se detuvo cuando vio le perseguía
un perro Collie propiedad de un peluquero
"La Risa Seca" -la peluquería-
tenía un letrero:
"Sólo de 12 a 1 se atiende a forasteros"
El Sardesco recordó
lo que le dijo una gitana:
"Para viajar hay que afeitarse
y tomar un taxi tranquilamente
una mañana o antes".
VISION DE ESQUINA
A Antonio Bellolio,
clínico de la línea.
FEDALA
UN CISNE
Un cirrus
aterrizado
Una burbuja
de éter
Una flor
que despetala
un suspiro
aliviador
UNA INTERROGACION EN MARCHA
ANNIE
UNA MARIPOSA
La antena
de los corazones
Las aspas
de un molino
La célula
de las espirales
UNA S QUINTUPLICADA
MAGDA
UN ULTRAIMAN
Dos abismos traidores
Dos botones de sangre
Una serpiente ebria
El vértigo planetario
La fuente multiplicadora
110 VOLTIOS
42 CYCLOS
LA TOS DEL CERDO
Hasta me voy de filo cuando muerdo
la tentación del carretero
de fumar la distancia en un cigarro
Pero desarmándome en medio de la calle
estoy de estos engaños
Recordé lo del tango
"A mí me toca emprender la retirada"
Sin embargo de atrás una noticia traigo
La tos del cerdo ha sido siempre
un caso clínico polémico
SEPELIO DEL PAPAGAYO K
A José María Eguren
En la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos lo enterraron.
Yo también.
Por caminos torcidos de maizales secos,
con inquietadores asobios lejanos.
Yo también.
Con la preñez clandestina de cabras morenas,
y el parpar de unos patos montunos.
Yo también.
En la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos lo lloraron.
Yo también.
Bajo una llovizna mojando, angustiada.
Oyendo chirridos de grillos salvajes.
Yo también.
Mientras dos caloyos huían, atontados;
y un rano, reviejo, miraba tristón.
Yo también.
Entre los humazos de unos pajonales
y el mugido fúnebre de un buey.
Yo también.
Desde la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos regresaron.
Yo también.
Con el vientecillo que esconde la siembra.
Por entre senderos que abrió el leñador.
Yo también.
Trayendo el silencio del asno paciente.
Brindando hospedaje a un hondo pesar.
Yo también.
Con espinaduras de los cardoncillos.
Un guabo tendido en la sombra negra.
Yo también.
A la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos van los martes.
Yo también.
DESIREE LUBOWSKA
Molinete hidráulico.
Naufragio en la visión irresistible.
Curva sobre el horizonte.
Espiral enigmática
que descontorsiona la penumbra
en hélices pluricolores...
Célula de la locura cuerda
Logaritmo embrujado
en un espasmo oceánico.
La Danza encontró sus péndulos
en tus senos vibracionistas...
Todo el pentagrama
se multiplica con tus dorsos caderales.
El declive de tus ojos
pluraliza la invitación a tu órbita
de desnudeces voltaicas.
Amalgama
con el vacío.
Pleamar
rebosada por el maremoto de los ritmos.
Ebullición
en el panorama de la musicografía.
Unica clave
en el noviformo sensualismo astral.
Tempestad dispersa:
el imán de tus pies
varía el rumbo de los hemisferios...
LA DENTADURA Y EL AMOR
Las cosas son así, hay que aceptarlas
aunque pesquemos sin quererlo
un pequeño resfriado
Que un diálogo de besos
podría cambiar la dentadura
frente al amor que arde
Sanseacabó es cierto
si alguien presta pronto la suya
Los odontólogos van a cerrar
sus clínicas ante este anuncio
"Se alquilan dentaduras de asnos"
TODO LO QUE SOY
Soy delfín en los mares de la espera
Mi obscena careta que agoniza
tiene la piel madura
Si la ato a las dos sílabas del miedo
la oración es un silencio
Veo pedazos de tiempos insepultos
en las horas que vienen madrugadas
Y sé que no pude robar una sonrisa
Que llevo en mis bolsillos
monedas de inquietudes
Que mis pies vestidos de sandalias
pisaron la esperanza
Y regañé muchas veces al destino
Y oculté en la tiniebla desolada
mis propias iniciales
El agua que me baña me lastima
-el agua es el refugio de mi huida-
Y aunque me niego en pleno día
un absurdo recado me limita
Habito en la caída del relámpago
y almaceno la lluvia
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