FRANKLIN BARRIGA LÓPEZ (Latacunga, 1945) A SANCHO Qué filosofía más cómoda la tuya: quedarte ya no escudando el ideal, convertido tú en nuevo rico ahora. Qué pueden importarte el dolor que deambula por las calles, la falta de hospitales, la carencia de trigo y el resplandor de la cadena, la ausencia del agua, la no presencia de la balanza, En tu mundo no hay flores ni gorriones, ni el mar, ni el surco, ni la frescura del rocío. A ti no llega el clamor de los asilos, ni la voz del hombre, ni el hielo de las sociedades. Qué pueden significarte un niño residiendo en los portales, el fantasma de la guerra, la sonoridad del río. Alguna vez una onda venida de alguna parte quebrará tu rudeza y te humanizará, una onda dará a tu mente claridad. Sí, Sancho, qué puede importarte el cohete que va hurgando moradas siderales o el artefacto que escruta en detalle los adentros del océano. Nada los huérfanos sin orfelinato, nada el soldado que cayó en su trinchera queriendo aprisionar su estrella que no la entregaron, nada absolutamente la suerte del desheredado. Tú perteneces a ese marco que va resquebrajándose. Sancho: tu estatura en realidad no alcanza la de Rocinante y crees al sólo alzarse de tus brazos que puedes agarrar del cielo los astros. Tu estatura no es más grande que la de un arbusto enano, guijarro que te crees roca, muñón que te crees mano. ¿Cuándo decrecerá tu vanidad y tu torpeza Sancho? ¿Cuándo al Quijote en verdad le permitirán conducir la humanidad? Cuándo, ¡cuándo! Sancho. (De Entre la niebla y el sol) PREGON EN EL MUELLE Ah... esos cantos de ritmo inescuchado vengan a cubrir el corazón de los inválidos, el paso de los fugitivos, a iluminar la residencia de los encarcelados. Libertad de océano. Extensa columna de aves agoreras en la vida. El poeta inmortaliza el rastro de la estrella fugaz y vuela detenido en la tierra con la vista hacia arriba. Mientras tanto en nombre de la paz la paz está perdida. (De Entre la niebla y el sol) LOS MUERTOS VIVOS ¿Y esos? ¿qué hacen, qué tratan de hacer, o qué hicieron? ¿Y esos? Vuelve el rostro y mírales están en tu huerto queriendo dinamitar los surcos, enlodar las flores, podrir los frutos, destruir pálido laberinto la brújula de los veleros. Son esos que lanzan la piedra ocultando la mano, que quieren hacer de la mañana noche, esos que envenenan el aire y siembran cadenas en el viento. (De Romería a la luz) LAS CIRCUNSTANCIAS De repente sin saber nadar nos lanzamos al torrente. De repente sin aprender a navegar queremos conducir la barca. De repente nos ahoga la creciente. Buenos peces, de repente; pulpos y tiburones, casi siempre. (De Romería a la luz) LO ETERNO El principio de todos los principios y el fin de todos los fines os dice este anacoreta del silencio y pastor de símiles es lo eterno: la tea que no apagarán las ventiscas ni las lluvias no llamadas, las cadenas ni las ergástulas, ni el tableteo de las metrallas. Lo eterno es lo que no tiene valla: el llanto de un niño de brazos, el resplandor de los ojos de la mujer amada, el trigo desbordando parvas. Lo eterno es el espíritu del agua, la espontaneidad de un manantial, la presencia de una campana, el regreso de las golondrinas rebeldes de distancias. Lo eterno es la antorcha que guía nuestros pasos hacia el alba. (De Romería a la luz) |