FEDERICO PONCE CEVALLOS (Quito, 1947) POEMAMOR (Fragmento) Redescubro el milenario amor en la innata claridez de tu sexo. Nuevamente soy' hombre de río espuma límpida de humedad, de selva. La razón suspensa pervive al tomar el fruto reandar la floración el sendero. Me siento pequeño como un arañal, una corteza, un navío. Sé que apenas soy un silencio más entre las hojas un respiro más de la cascada. Unicamente hombre en este vegetal. Sin espacio para el viento la idea, el rumbo. Y el rayo de sol agobioso nos renueva. El Puyo (De Poemamor) BALTRA ESPEJISMO CANTO CONTINUO (Fragmento) Brilla el pulso de la arena ala atada a la distancia. ¡vibra en su temblor de viento! cofres pandos a donde las aves se posan a beber el vuelo. El primer pájaro, punto ajeno, nos vigila. Momentos de roca navegan en la mano azul amamantadas de quietud y siglo entero. Un pajarillo escondido el azul en el lomo nos saluda desde su mansura virgen. El ala desciende apenas al tiento como queriendo perpetuarse en la mansura. El barco, a la par, está manso. El agua anda quieta, desde su alba. Y el agua zarpa, en verde y calma. Caballos de frío y sal va despertando la barca. Blonda tela de agua larga corcovea en la lanzada Plenilunio, pleniespuma. Islotes de monstruo y nombre van acechando en la ruta. La gaviota recoge en el lomo un brillo de sol marino. Ancla el agua en la paciencia su densura de colmena. El delfín tiende en el lomo su nostalgia brava, caballo que bate y siente su potencia de alga. Tibio cuerpo timonero derrama en ola su verso. (De Canto continuo) EL EROS DEL VIENTO (Fragmento) Febril estibadora de los resquicios del polvo. El insecto humilde emborracha su trajín de surco descarriada su blandura en la pulida duela y regresa tarde o temprano al rincón de lo muerto. Destierro que agigantas Hada febril de la limpieza. Cotidiana mujer, tejedora del amor. Continuo es tu oficio. Calmo destino tu mano lavandera. Y te miro desde el hijo. (De Eros del viento) |