ANTONIO PRECIADO
(Esmeraldas, 1941)

ESTE HOMBRE, SU FUSIL Y SU PALOMA

Soy un sobreviviente
que apenas ha nacido;
viejo y reciente,
como el sol temprano.
Soy el mismo de ayer,
pero crecido,
y estoy tocando el cielo
con mis manos.
Soy el mismo de ayer,
enloquecido,
y trepo tempestades con mi brazo.

POEMA QUE NO DEBE SER ESCRITO POR UN POETA DE LA LUNA

Un hombre,
que tenía los ojos bien abiertos,
encontró en su camino
un enorme planeta:
lo guardó en su bolsillo
y siguió andando
Cuando volvió a palpar su inmensa curva
todos los habitantes se le habían extraviado.

LANZA

Linda,
hacia dentro de ti
aletea despierta
una paloma blanca,
y yo,
salvaje,
enorme,
atento,
malo,
le apunto con mi lanza.
Noche,
cierra los ojos
que voy a atravesarla,
a beberme su sangre
y a encenderla las alas.

HISTORIA

Correteaba la miel; pero ese día
el fusil
me dieron en la línea animal
del espinazo,
y desde entonces ando
de rencor en rencor,
de guerra en guerra,
con un fusil alerta entre las manos.

DADIVA

Busco al fondo de todos los cadáveres
sus tesoros abiertos...

Los que murieron niños
muestran a flor de tierra
sus recientes estrellas sepultadas.

¡Ah, esta suerte de topo que me dieron!
¡Ah la confusa tierra que me llama!
¡Ah, mis ojos despiertos que ven luces
detrás de la tiniebla más cerrada!

¡Un muerto me dio cal
para escribirle un claro verso al alba!

Ved que al norte de mí
se alza una hoguera pálida:
un niño recién muerto quiere darme
su anémica flor blanca
y me guiña su tumba
con la tímida luz de esta fogata.

MARIPOSA NEGRA

La mariposa negra
vino temprano.
Llegó de la misma noche
y se fue volando.

¡Ah, niño, si algún lucero
llena de luz tu cuarto! ...
La muerte viene cerrando
una sombra que te alcanza.
Ves, niño, la mariposa
te abrió sus alas.

¡Ah, la lumbre de un lucero
en el filo de tu cama!
Pero, ya ves, los luceros
crecen a mucha distancia
y tendríamos que andar
abismos para alcanzarla.

¡Ay, niño, la mariposa
hacía tiempo te buscaba! . . .

FUNDO UN MAR EN EL CHOTA

José Antonio Chalá,
entre un desnudo pez
y el agua
caben todos mis ríos,
tus lagunas
y este mar que, te escribo.

Puede ser que algún día
se le antoje a la lluvia
caer hacia las nubes
y empaparlas.
Mientras tanto,
José
cosecha este delfín
entre tus plantas.
Así es como entre el viento y sus gaviotas
caben todas las alas.
Ya es hora de decirte,
no es secreto
que los cañaverales
te van juntando toda su maleza,
así es que entre la miel
y tu ancha lengua
le anticipo sabor a mi garganta.
Ha de ser que algún día
alcanzarán las olas mi ventana ...
Mientras tanto,
José,
ya tu ciruelo que sembré en mi arena
va floreciendo su primera escama.

DUDAS PARA UN EXAMEN DE HISTORIA

Helena ya no cabe en el pretexto de la huida,
sino que su marido le envenena los besos
y la mete de noche
en casa de cualquiera.
¿No es otra la costilla del pecado?
¿No es otro el ofendido con la ofensa?

Penélope maneja un simulacro
más falso y engañoso que su tela,
y Aquiles va a morir,
ya le acertaron
en el mismo dolor,
con otra flecha,

Fracasada la burla del caballo,
porque los vietnamitas no lo aceptan,
los dioses más propicios del espanto
dejan al loco solo con su tema.

No hay duda,
ya es el fin,
están perdidos.
Agamenón se equivocó de guerra.

ESPANTAPAJAROS

Alguno de nosotros ha querido mezclar
en esto de nosotros
a un extraño,
y le dijo al oído nuestros nombres,
de qué lado dormimos,
os sueños que soñamos,
el agua que bebemos,
e1 camino que andamos
con mayor certeza,
el cadáver que aguarda a cada uno
al final de sus pasos.

Hay pues entre nosotros
alguien que se ha torcido
y nos ha traicionado,
alguien que por el lado del abismo
sacó los trapos sucios al espacio,
alguien tan bueno,
bueno,
alguien tan desleal con sus pecados
que al reverso de su hombre siempre ha sido
algo así como un ángel desplumado.
Y yo temo a los ángeles lo mismo
con plumas o sin plumas.
con alas o con brazos.
así que ¡salgan de mis pronto
el ángel desde arriba
y el ángel desde abajo!
que aquí se salva el mundo
mundo
mundo,
pues yo me quedo al pie de este poema
como un descomunal espantapájaros

LAS PROTECCIONES

Uno nunca sabía
qué sombra la iba a
la siguiente mañana.
porque todos los santos.
aparte de cinco ángeles,
vivían en la casa
mejor dicho en su boca,
y ni a empujones de un dolor de muelas
o en el momento del frugal bocado
se la deshabitaban:
Como andaban las cosas,
creo que nunca hubo poderes más sufridos,
espíritus peor alimentados.
Pero bien,
lo que importa es que al encaminarnos a la escuela,
cuando entre bendiciones susurraba
el santo de ese día,
si era otro, confieso que yo no hacía caso.
y por mi propia cuenta me marchaba
siempre con San Antonio,
porque sí
o, en el fondo, porque era mi tocayo;
hasta que me cansé de que anduviéramos.
como quien dice dos en un zapato
y, acaso, por el vuelo
me decidí en secreto por el ángel.
Pero el ángel anduvo de fracaso en fracaso,
y finalmente el día del castigo
arrojé al gran culpable de mi lado:
Yo aposté los botones de mi nueva camisa
a un partido de fútbol
de aquellos que jugábamos
uno en contra de uno,
sólo dos jugadores,
los goles solitarios,
y perdí,
pero, claro, yo no tuve la culpa
sino que mi ángel de la guarda
ningún extraordinario guardapalos.

CARLOS MARX Y EL INGENUO
COLOR DE LAS INTUICIONES

Hoy que me causa risa,
recuerdo que sumirme
en la región más fácil de ese nombre
fue algo así como cosa
de un simple borrador.

Bobo,
dos veces bobo,
pero lo cierto es que lo reducía
y de cualquier manera lo asociaba
con una vaga idea de la profundidad.
Aquella en cuyo fondo
todo lo que era el agua y la sal conocida
se me agolpaba en la mirada fija
de ese viejo retrato de larga cabellera
y después en el nombre
impreso en letras rojas debajo del recuadro,
ese nombre barbado,
medio descolorido
que yo invariablemente imaginaba
como un acantilado al pie del risco,
tal como lo quería,
sin la letra final...

Para mí,
francamente,
aquella X en el horizonte
siempre estaba demás.
Hoy que me causa risa,
vuelvo a decirme bobo,
aunque, después de todo,
también el MAR es grande
e inmortal.